Don H’s Immunotherapy Story

Me hicieron la prueba de FoundationOne en la que verifican 600 genes diferentes y luego te informan cuáles quimioterapias aprobadas por la FDA son eficaces para tus tumores. Me dijeron que no había medicamentos aprobados por la FDA que funcionaran para mi tipo de cáncer, y eso prácticamente me convenció. En ese momento mi tumor crecía un 20 por ciento al mes; eso fue en julio de 2013. Se suponía que, como máximo, viviría hasta diciembre.

Vi en las noticias una historia sobre el tratamiento con PD-1 y luego busqué más información en Google. Había una historia sobre un hombre con cáncer de pulmón que había participado en un ensayo clínico de melanoma, y la PD-1 había eliminado su cáncer de pulmón. Eso me entusiasmó mucho. Comencé a investigar todos los días sobre dónde y cómo podía recibir ese tratamiento, pero nadie tenía ensayos para cáncer de pulmón. Traté de ganar tiempo hasta que se abriera un ensayo en el que pudiera participar.

Uno de mis médicos me recomendó  The Angeles Clinic. Es una clínica muy pequeña. Abrieron un nuevo centro en un pequeño y pintoresco edificio de estilo toscano, parece salido de Italia. El personal es muy amable, al ingresar uno se siente parte de la familia y te llaman por tu nombre. Mi médica me abraza cada vez que me ve. Nunca había tenido un médico que me abrazara, jamás. Mi médica es la Dra. Ani Balmanoukian, es un encanto.

The Angeles Clinic se especializa en ensayos clínicos. La mayoría de las personas que veo en la clínica son pacientes con melanoma y han tenido resultados asombrosos. De hecho, he visto con mis propios ojos cómo han desaparecido tumores de los rostros y oídos de las personas.

En la primera exploración por TAC (en septiembre de 2013) no se vio ninguna mejora, pero se había detenido el crecimiento en un 20 por ciento. Las inmunoterapias pueden tardar entre 60 y 90 días en empezar a funcionar. En la segunda exploración comencé a ver resultados y luego, en la tercera y la cuarta, comenzó a actuar muy rápidamente. En julio de 2014, las exploraciones mostraron una reducción del 98 por ciento en el tamaño de mis tumores.

La primera vez que me la administraron no tuve efectos secundarios. No fue hasta después de la segunda infusión que comencé con dolor en la boca y las encías y manchas que picaban. También me sentía cansado. Por lo general, como a las 3:30 o 4 de la tarde tomo una siesta de media hora y luego me siento bien.

Aparte de eso, llevo una vida normal. Hago todo lo que los demás pueden hacer: andar en buggy, motocicleta, moto de agua, hago esquí acuático.

Intentaron darme prednisona para controlar los efectos secundarios, pero yo no quería nada que fuera a suprimir mi sistema inmunitario. Así que dije no a los corticoides y simplemente luché.

Con la quimio tuve algunos efectos secundarios terribles. Perdí el sentido del gusto, estaba con náuseas todo el tiempo, tenía tremendos problemas en la vista, como si estuviera mirando a través de papel encerado. Me caí a la piscina y casi me ahogo. Puede que sus seres queridos lo acompañen por un tiempo, pero tienen que trabajar y no es posible tener gente al lado siempre.

No crean que son conejillos de Indias. Ese parece ser el mayor temor entre las personas que entran por primera vez a una clínica, pero yo siempre les digo que no son conejillos de Indias, sino que están recibiendo la primera exposición a lo que podría ser un fármaco revolucionario.