Marguerite Sullivan’s Immunotherapy Story abril 27, 2021octubre 14, 2022 CRI Staff Melanoma | 2012 Realmente siento que estoy aquí gracias a la inmunoterapia. La historia de Marguerite Para Marguerite Sullivan, de 63 años, era importante poder seguir trabajando mientras estaba en tratamiento contra el cáncer. Como directora de fondos federales del tercer sistema escolar público más grande de Nueva Jersey tiene muchas responsabilidades, entre ellas supervisar que se cumpla la ley No Child Left Behind. Reconoce que fue la inmunoterapia lo que le permitió seguir con su vida normal y al mismo tiempo recibir la mejor atención para tratar el cáncer y el melanoma metastásico. n noviembre de 2013, Marguerite se inscribió en un ensayo clínico de una inmunoterapia llamada nivolumab (Opdivo®) en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center. Nivolumab pertenece a una clase de medicamentos llamados inhibidores de puntos de control, que «sueltan los frenos» del sistema inmunitario para permitir que ataque con más fuerza al cáncer. Su respuesta al tratamiento fue asombrosa. Su médico, el Dr. Michael A. Postow, dice que es el «ejemplo perfecto» de la inmunoterapia porque ahora no tiene cáncer. Publicado inicialmente el 15 de agosto de 2015. Preguntas y respuestas ¿Cómo y cuándo descubrió que tenía cáncer? Estaba en mi oficina y me golpeé la pierna con fuerza contra el escritorio. Eso fue en 2012. Unos días después parecía que la zona estaba inflamada y fui al médico porque no mejoraba.Me recetó un antibiótico, pero no surtió efecto. Luego pensaron que era un coágulo de sangre, así que me derivaron a un cirujano. Me operaron de inmediato e hizo un excelente trabajo. Pero cuando volví para el control, dijo: «¿Dónde está su marido?» ¿Por qué iría mi esposo a una cita de control? Ahí fue cuando me informó que tenía un melanoma metastásico maligno en estadio II. Escuchar esas tres emes fue un impacto tremendo.A partir de ahí empecé a ver a un oncólogo. Regresé para la cirugía de inmediato. La buena noticia es que los ganglios eran normales, pero me hicieron una cirugía bastante extensa en el muslo. Luego, el oncólogo me indicó interferón. ¿Cómo supo de la inmunoterapia y por qué decidió probarla? Seis meses después de la cirugía y del interferón, me hicieron otra exploración por imagen y me informaron que estaba en el muslo y en los pulmones. Así que, en junio de 2013, envié mis documentos al Sloan Kettering y me llamaron enseguida. Me asignaron al médico principal del área del melanoma, que en ese momento era el Dr. Gary Schwartz. Me explicó lo que verdaderamente estaba sucediendo con mi enfermedad y los tratamientos a los que podía acceder. Fue una conversación muy difícil. Me dijo: «Con el diagnóstico que tenemos, estamos hablando de seis a nueve meses con el tratamiento convencional». El Dr. Schwartz me explicó todo sobre la PD-1, el nivolumab y cómo funciona para «soltar los frenos» del sistema inmunitario, y me dijo que teníamos que hacer todo lo posible para que pudiera participar en este ensayo. Pero, el día antes del que se suponía que debía comenzar el ensayo, el cáncer terminó en mi cerebro, y eso significaba que no podría participar. Sin embargo, el Dr. Schwartz me dijo: «No se preocupe, podemos atender su cerebro». Entonces empecé con radioterapia y también con ipilimumab. Terminé teniendo una respuesta tremendamente rápida al tratamiento de radioterapia, así que finalmente pude inscribirme en el ensayo de PD-1. Para ese entonces, el cáncer ya estaba en mi pierna, en mis pulmones, y crecía rápidamente. Cada estudio mostraba que seguía creciendo. ¿Cómo fue el tratamiento? ¿Tuvo efectos secundarios? Empecé con nivolumab el 13 de noviembre de 2013 y, en ocho días, el tumor disminuyó de tamaño. El tumor de la pierna se achicó tanto que casi no lo encontraba. ¿Se imagina? Sinceramente siento que estoy aquí gracias a la inmunoterapia. Me siento de verdad bendecida. El 3 de julio de 2014 recibí una llamada del Dr. Michael Postow, quien se hizo cargo de mi caso cuando el Dr. Schwartz se fue, y me dijo: «Hola, ejemplo perfecto, su respuesta fue del 100 por ciento». ¿En qué se diferencia la inmunoterapia de otros tratamientos que pueda haber recibido? Debo decir que no pierdo ni un día de trabajo. Únicamente me ausento un martes por medio a las 2:15 p. m. Salgo, me subo al auto y marchamos con mi esposo a la ciudad para nuestra «noche de cita», que es como mi esposo le llama al tiempo que pasamos juntos cuando vamos a mis tratamientos. La inmunoterapia PD-1 no me interrumpe la vida. El interferón fue horrible. Soy una persona muy optimista, tengo una gran perspectiva de las cosas; pero cuando estaba con el tratamiento de interferón realmente supe lo que significa estar deprimida. Hemos hablado de que es muy probable que los tratamientos anteriores con ipilimumab y radioterapia hayan reforzado el tratamiento de PD-1. Probablemente sepa que algunas personas reciben un tratamiento combinado con ipilimumab y nivolumab. Yo no tenía ese tratamiento porque ese no era el ensayo; pero en cierto modo lo tuve. ¿Hay algo que le haya sorprendido de su experiencia con el cáncer? El verano pasado estaba mirando una venta de zapatos en internet y vi un par de sandalias que me gustaron. Pensé: «Quizás el próximo verano, no sé si necesito esas sandalias ahora, otro día me las compro». Luego cambié de opinión y ordené cuatro pares. Este verano, con mi preciosa nieta de quince meses les daremos un buen uso a esas sandalias. 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