Sue Bohlin’s Immunotherapy Story abril 27, 2021octubre 14, 2022 CRI Staff Melanoma | 2011 El médico dijo que me había alcanzado un rayo dos veces porque eran cánceres no relacionados. La historia de Sue Cuando Sue Bohlin venció al cáncer por primera vez, pensó que era el final. Le diagnosticaron cáncer de mama en 2004 y recibió un tratamiento corriente con quimioterapia y radioterapia. «Después de cinco años me dijeron que no tenía cáncer», dijo. Pero dos años más tarde, en 2011, volvió a enfrentarse a la enfermedad, esta vez al melanoma. «El médico dijo que me había alcanzado un rayo dos veces porque eran cánceres no relacionados». Finalmente se sometió a varias cirugías para extirpar el melanoma, pero el cáncer volvía a aparecer. Fue entonces cuando decidió inscribirse en un ensayo clínico de una inmunoterapia de experimentación llamada T-Vec (que antes se conocía como OncoVEX), que consiste en un virus modificado genéticamente que estimula al sistema inmunitario para que combata el cáncer. Recibió el tratamiento en la Escuela de Medicina Icahn de Mount Sinai por la Dra. Yvonne Saenger, especialista en inmunoterapia para el melanoma e investigadora financiada por el CRI. Publicado inicialmente el 3 de abril de 2015. Preguntas y respuestas ¿Cómo y cuándo descubrió que tenía cáncer? Tenía un pequeño punto (de menos de un tercio del tamaño de mi uña) entre la espalda y un costado. En general no tengo lunares y, aunque vivo en la costa, no soy fanática del sol. Pero sí he pasado mucho tiempo al aire libre y tengo la piel muy clara y los ojos azules. El primer médico al que fui me dijo: «No me preocuparía si fuera usted». Después de un tiempo, me empezó a picar y a elevarse un poco. Un año después fui a un médico mucho mejor, que lo miró y lo primero que dijo fue que creía que se trataba de un melanoma y que debería ir a un dermatólogo o ver a un cirujano. El tumor en sí tenía más de cuatro cm de profundidad, pero el cirujano hizo una gran incisión y un corte muy largo en mi espalda. Dijo: «Si todo va bien, esta podría ser la última vez que tenga que verte». Pero luego se extendió en esa zona y también en el pecho, y me que podía operarme de nuevo y ver qué pasaba. Entonces lo quitó, y no fue gran cosa. Nada era gran cosa. No tenía otros problemas de salud en ese momento. Pero el cáncer regresó, y el médico dijo: «Podría seguir haciendo cirugías y cirugías y más cirugías, y se seguirá diseminando. No estamos resolviendo el problema. Solo estoy corrigiendo las consecuencias». Me dijo que había estado investigando un poco sobre ensayos clínicos y que vio que era lo mejor para mí. Y seguí su recomendación. ¿Cómo supo de la inmunoterapia y por qué decidió probarla? Mi esposo no quería tener nada que ver con esto. Seguía diciendo: «Te estás alterando. No deberías leer sobre estas cosas». Era un pronóstico tan pesimista (melanoma en estadio IV) que le parecía que no tenía que intentar lo imposible ni preocuparme por el futuro sino disfrutar el hoy. Creer que había algo que podía hacer me potenciaba; me aterraba más dejar que las cosas sucedieran sin que pudiera controlarlas. Leí un artículo sobre un ensayo clínico de fase II con OncoVEX en Boston, y decía que estaban abriendo un ensayo de fase III y que había que postularse. Así que completé la solicitud esa tarde y en cuestión de horas me llamaron y me dijeron que parecía una buena candidata. ¿Cómo fue el tratamiento? ¿Tuvo efectos secundarios? Había dos grupos del ensayo: uno era con OncoVEX y el otro era solo GM-CSF, y no sabía en cuál entraría. Resultó que aleatoriamente me tocó en el grupo de OncoVEX. Inyectaron OncoVEX a los tumores y estos comenzaron a multiplicarse con bastante rapidez. Pasé de tener tres a cinco, luego siete, nueve y más de veinte. La primera vez que me administraron las inyecciones, esa noche tuve 40º C de fiebre y escalofríos, pero después de la segunda inyección no tuve efectos secundarios. Me dolió en el momento de la inyección, pero no fue algo insoportable. Cuando salí del consultorio me sentía bien. Así que realmente pensé que no era tan malo, pero no hacía que los tumores dejaran de multiplicarse. En cierto momento, la Dra. Saenger dijo que haría un último intento y me daría la inyección dos semanas seguidas, en lugar de cada dos semanas. Después de probar las inyecciones dos semanas seguidas, los tumores empezaron a desaparecer. Ella también estaba muy esperanzada y me dijo que siguiéramos adelante. Tenía los ganglios linfáticos del lado izquierdo inflamados y sentía un poco de dolor. El cirujano me dijo que podía deberse a que no solo ataca los tumores en sí, sino que viaja a través del cuerpo y persigue a cualquier célula cancerosa que se esté desarrollando en otras partes, así que teníamos que esperar y ver qué pasaba. Efectivamente, esos efectos desaparecieron. Desde entonces no tengo indicios de la enfermedad. Puedo decir que tuve buena salud durante el tratamiento y después, sin efectos secundarios reales. ¿Hay algo que le haya sorprendido de su experiencia con el cáncer? La mayor parte de mis años viví pensando en el futuro: trabajaba muchísimo y ahorraba dinero para que mi familia tuviera una buena vida en el futuro. Siempre pensaba que algún día ya podría bajar el ritmo. En retrospectiva, no volvería a pensar de esa manera. La vida es algo preciado y hay que valorar cada día, porque nunca se sabe. La gente me pregunta por qué estoy tan feliz, por qué digo que tengo tanta suerte. A pesar de todo lo que he pasado y de las bajas probabilidades, he podido superarlo. Gracias al arduo trabajo y a la ayuda de muchas personas, y a las investigaciones llevadas a cabo, hoy puedo disfrutar de la vida. Eso es tener suerte. ¿Qué le gustaría contarle a otros pacientes acerca de la inmunoterapia o de la participación en ensayos clínicos? La Dra. Saenger y su equipo de enfermería me alentaron y me hicieron tomar conciencia de que esto no solo se trataba de mi vida o mi salud: se trataba del futuro de los pacientes con melanoma. Somos optimistas en cuanto a que en el futuro más personas también puedan beneficiarse de las inyecciones. La aprobación por parte de la FDA parece ser un proceso muy largo y tedioso. Es bastante desolador y frustrante que tarden tanto en llegar a las etapas de aprobación para que pueda estar disponible para otras personas. 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