Inmunes al cáncer: el blog del CRI

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Jon Deisher’s Immunotherapy Story

Cáncer de esófago | 2013

Sigo siendo la misma persona. El cáncer es solo una trama secundaria.

La historia de Jon

Jon Deisher vivió toda su vida en Alaska, dedicado a ayudar a los demás. Como orientador ha trabajado con personas que padecen enfermedades crónicas, sobrevivientes de traumas, personas con pérdida auditiva y discapacidades físicas. Su trabajo como voluntario lo llevó varias veces a la India para colaborar con programas de vacunación contra la poliomielitis.

Cuando le diagnosticaron cáncer de esófago en estadio 3 a los 66 años, Jon recurrió a su experiencia como orientador y al apoyo de su esposa e hijos para sobrellevar el intensivo esquema de tratamiento: quimioterapia, radioterapia y cirugía. Cuando su cáncer hizo metástasis en 2014, estaba decidido a no perder las esperanzas, pero también a ser realista.

Desde su diagnóstico, le hicieron una cirugía mayor y se sometió a varios tipos de quimioterapia, 61 sesiones de radioterapia y la terapia biológica Cyramza. El actual tratamiento de quimioterapia está manteniendo a raya el cáncer, y Jon y su oncólogo quieren seguir ese rumbo. Pero Jon espera encontrar un tratamiento más duradero y está investigando ensayos clínicos de inhibidores de puntos de control que les «quitan el freno» a los linfocitos T, permitiendo así una respuesta inmunitaria más potente del organismo.

ACTUALIZACIÓN: Jon falleció en 2016.

Preguntas y respuestas

¿Cómo y cuándo descubrió que tenía cáncer?

En abril de 2013 me diagnosticaron adenocarcinoma de esófago, estadio IIIA. Durante años había tenido reflujo de ácido gástrico. De inmediato empecé con quimioterapia y radioterapia combinadas, y luego, en agosto de 2013, me sometí a una esofagectomía.

Sabía que el 87 % de las personas con diagnóstico de carcinoma de esófago muere en 18 meses. Las probabilidades eran escasas, pero las estadísticas se aplican a poblaciones enteras, no a una sola persona. El 13 % sobrevive cinco años o más. Siempre he sido saludable, incluso deportista. Casi no bebo, no fumo, no consumo drogas recreativas, no tengo enfermedades degenerativas. Tengo un gran apoyo de mi esposa, mis hijos, mi familia y mis amigos. ¿Por qué no podría ser yo uno de ese 13 % que sobrevive? Me lancé enseguida al tratamiento, mi esposa y mis hijas detrás de mí.

La gente suele decirme: «¡Jon, te ves bien!», como si por alguna razón no debería verme así. Por eso, en broma, les respondo que hay tres etapas en la vida: la juventud, la madurez y «te ves bien».

¿Cómo supo de la inmunoterapia y por qué decidió probarla?

Desde 2013 he tenido dos recidivas. Ahora estoy en estadio IV. Este es un panorama habitual en el cáncer de esófago: se sacude, se mueve, ahora lo ves, ahora no lo ves. Es un inquilino muy malvado al que no le gustan los avisos de desalojo. Si bien el cáncer ahora está un tanto «frenado» (o «se está portando bien», como dice mi oncólogo) un cáncer frenado no es lo que en realidad espero. La inmunoterapia es la mejor esperanza de una verdadera cura para muchos de nosotros.

El concepto de inmunoterapia es apasionante debido al potencial de cambiar por completo los protocolos de los anteriores métodos de «envenenar» (quimio), «cortar» (cirugía) y «quemar» (radioterapia).  Mi sueño es que la oncología salga de las opciones draconianas pero necesarias del pasado y se convierta en el método del futuro.

¿Hay algo que le haya sorprendido de su experiencia con el cáncer?

Creo que la idea de una respuesta inmunológica al cáncer es el Santo Grial de la investigación oncológica. Si la PD1 con la cual los cánceres se disfrazan de «chicos buenos» puede eliminarse con un anti-PD1 o PDL1, y los glóbulos blancos y los linfocitos T pueden liberarse en el cuerpo para destruir el cáncer, una cura sería posible. Parece que estamos cerca de eso. Puede que un flagelo de la humanidad desde la época de los australopitecos haya encontrado su pareja.

¿Qué le gustaría contarle a otros pacientes acerca de la inmunoterapia o de la participación en ensayos clínicos?

Hay una frase que dice: «Esperanza en todo, expectativas en nada». Eso es lo que hago. La vida no siempre es justa; solo tenemos que aprovechar al máximo lo que se nos da.

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