Inmunes al cáncer: el blog del CRI

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Mary Elizabeth Williams’s Immunotherapy Story

Melanoma | 2010

No tengo ninguna duda de que la inmunoterapia me salvó la vida.

La historia de Mary Elizabeth

Para Mary Elizabeth Williams, escritora residente en Nueva York y madre de dos hijos, la parte más difícil de tener melanoma en estadio IV fue imaginarse lo que haría la familia sin ella, saber cómo afrontarían la pérdida su esposo y sus hijas, que entonces tenían 7 y 11 años.

Eso pensaba a finales de 2011 cuando se preparaba para comenzar el tratamiento convencional de lo que todas las fuentes médicas le habían dicho que era una enfermedad terminal. Entonces, a último minuto, se enteró de que reunía los requisitos para participar en un ensayo clínico de una nueva y prometedora inmunoterapia que estaba llevando a cabo el Jedd Wolchok, MD, PhD, en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center de la ciudad de Nueva York. El ensayo consistía en un estudio de dos fármacos inhibidores de puntos de control, ipilimumab y nivolumab (fabricados por Bristol Myers-Squibb), para pacientes con melanoma metastásico. Ambos fármacos son anticuerpos dirigidos a moléculas específicas que sirven de freno de los puntos de control de las células inmunitarias. Al «soltar los frenos» de la respuesta inmunitaria, los medicamentos posibilitan una respuesta anticancerígena más potente.
 
Mary Elizabeth comenzó el tratamiento con los dos fármacos de inmunoterapia en noviembre de 2011. En enero de 2012 supo que el tratamiento estaba funcionando. Como escritora de Salon.com, publicó la crónica de su experiencia con el cáncer en una serie de artículos.

PUESTA AL DÍA a septiembre de 2019: Mary Elizabeth Williams sigue sin cáncer y habló en la conferencia para pacientes de inmunoterapia del CRI en Nueva York, el 7 de septiembre de 2019..

Preguntas y respuestas

¿Cómo y cuándo descubrió que tenía cáncer?

En el verano de 2010 descubrí que tenía una pequeña costra en la parte superior de la cabeza y durante un tiempo no pensé mucho en eso; simplemente asumí que era un rasguño, una reacción al champú o algo así. Fui a ver a mi dermatóloga y me dijo que parecía ser cáncer de piel. En ese momento no me preocupé; pensé, bueno, cáncer de piel, no es tan malo, no es como un cáncer real.
Entonces, unos días después estaba sentada en mi escritorio, preparándome para presentar una historia, cuando sonó el teléfono y mi médica dijo: «Lo siento mucho, es maligno». Al día siguiente, fui al Sloan Kettering y conocí a mi nuevo oncólogo.
 
Me operaron. Se lo conté a mi familia. Se lo conté a mis amigos. Atravesé la enfermedad y la recuperación. Me dijeron que los bordes eran normales. Todo parecía estar muy bien. La gente empezó a llamarme sobreviviente. Y entonces, más o menos un año después, en una exploración por TAC se vieron manchas en mis pulmones. Fui a hacerme más pruebas, me hicieron una biopsia quirúrgica y me dijeron que era maligno nuevamente. El tumor había hecho metástasis en los pulmones, y fue entonces cuando me dijeron que estaba en estadio IV.

¿Cómo supo de la inmunoterapia y por qué decidió probarla?

Cuando mi médico me habló por primera vez sobre la opción de un ensayo clínico estaba sumamente escéptica al respecto. No sabía nada sobre ensayos clínicos, pero no me gustaba cómo sonaba. Me parecía muy arriesgado e intimidante. Pensé… bueno, no me van a dar fármacos de verdad. Y si me dan los verdaderos, de todos modos son fármacos que no han funcionado, así que es probable que no me den resultado.
 
Pero también sabía que esa era mi única oportunidad, así que entré y me reuní con el Dr. Wolchok, quien me explicó lo que efectivamente iba a pasar en el ensayo y lo que íbamos a hacer juntos como equipo. Y eso cambió todo. Tras esa conversación y tras haber obtenido más información sobre el ensayo en particular y la inmunoterapia, por primera vez empecé a tener esperanzas.

¿Cómo fue el tratamiento? ¿Tuvo efectos secundarios?

Comencé el tratamiento un par de semanas después del diagnóstico, en estadio IV. Para ingresar al ensayo primero tuve que hacer muchas pruebas, muchos análisis de sangre (en un ensayo, el paciente tiene que dar principalmente sangre y tejido). Luego comencé el tratamiento, que es una combinación de dos medicamentos. Al principio parecía casi una quimioterapia tradicional pues una va, se sienta en la silla de quimioterapia, le colocan la vía intravenosa y se queda allí durante varias horas. Pero lo emocionante fue que no fue doloroso, no me dio miedo y no me lastimó. Acepté una larga lista de posibles efectos secundarios y contuve la respiración; me fui a casa y esperé a ver qué pasaba, y no muchos lo hicieron.
 
Pero lo realmente emocionante fue cuando volví una semana después. El médico observó el tumor y había comenzado a achicarse.

¿Qué le gustaría contarle a otros pacientes acerca de la inmunoterapia o de la participación en ensayos clínicos?

No tengo ninguna duda de que la inmunoterapia me salvó la vida. Estaba en estadio IV, el cáncer avanzaba por mi cuerpo a un ritmo acelerado y el ensayo en el que participaba lo detuvo y revirtió el curso de la enfermedad en tres meses. La gente alucina cuando les cuento sobre eso. Todavía me sorprende lo que me pasó.

Un amigo de mi grupo de apoyo me dijo que su médico le había dicho que no había nada que pudieran hacer. Le dije que hiciera algunas llamadas para ver si podía participar en un ensayo clínico. Siguió mi consejo y logró entrar en un ensayo, y ahora sus tumores se están reduciendo. Eso es lo que se consigue al hablar con la gente, eso es lo que se descubre.
 
Lo que les digo a todos es que no busquen el peor de los casos en Google porque no van a encontrar buenas noticias. Y tengan mucho cuidado con la información que decidan ver. Asegúrense de defenderse a sí mismos y no necesariamente acepten lo primero que les diga el médico del hospital. Averigüen sobre las últimas novedades.

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