Inmunes al cáncer: el blog del CRI

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Paul M’s Immunotherapy Story

Linfoma | 2012

Cuando digo que mi vida cambió, no fue poco a poco: cambió de inmediato.

La historia de Paul

Paul Martin ha tenido una vida fascinante. En su época de subcontratista, trabajó en la construcción del Atlanta Olympic Streetscape Project. Como pastor, ayudó a otras personas a darle sentido a sus vidas. En 2012 le diagnosticaron linfoma de linfocitos T en estadio IV y, a pesar del extenuante tratamiento que incluía quimioterapia, radioterapia y un trasplante de células madre, Paul y su esposa Linda (también sobreviviente de cáncer), en el ínterin, se graduaron en la universidad. Desde entonces, han comenzado con la iniciativa STAND N the GAP, un grupo que recauda fondos para quienes se enfrentan a un diagnóstico de cáncer. Paul aún no ha recibido inmunoterapia, pero le interesa participar en un ensayo clínico en el futuro.

Preguntas y respuestas

¿Cómo y cuándo descubrió que tenía cáncer?

El 1 de octubre de 2012 me diagnosticaron linfoma de linfocitos T en estadio IV. Recuerdo muy claramente el día en que todo empezó. Me había ido más temprano del trabajo (soy contratista; también soy pastor) y estaba en casa. Había tenido algunos síntomas, como agotamiento repentino, y la semana anterior había estado en el médico. Exactamente a las 2:45 llamó el médico y me dijo que tenía linfoma. Nunca antes había oído hablar del linfoma.

Así que le dije: «Bien, doctor, ¿qué vamos a hacer? ¿Tengo que pasar por allí, recoger la receta y luego ir a la farmacia?» Y antes de que respondiera, pensé que tenía que preguntarle qué era el linfoma.

Así que dije: «Un momento, ¿qué es el linfoma?»
Y me respondió que era cáncer.

Y desde el momento en que dijo «cáncer» fue como si alguien me metiera en otra habitación y cerrara la puerta. No pude escuchar nada más de lo que decía. Lo intentaba, pero no podía entender todo.

¿Cómo supo de la inmunoterapia y por qué decidió probarla?

Desde entonces ha sido una batalla con altibajos; acumulando sangre y plaquetas y recuperando mi fortaleza. Durante la quimio, pensaba si no habría otra forma de hacer eso. Oí hablar sobre la inmunoterapia por primera vez cuando estaba sentado en la clínica de médula ósea. Como concepto, la inmunoterapia suena más adecuada que cualquier otra opción.     

¿En qué se diferencia la inmunoterapia de otros tratamientos que pueda haber recibido?

Pasé por nueve rondas de la primera fase de quimioterapia, y luego por transfusiones de sangre y plaquetas varias veces a la semana. Se suponía que la siguiente fase de la quimioterapia sería cada dos días durante entre 6 y 8 meses. A los cinco meses aproximadamente empecé a tener efectos secundarios graves, sobre todo debido a que mi sistema inmunitario estaba debilitado. Seguía con fiebre y finalmente terminé en la unidad de cuidados intensivos.

Nunca me hizo sentir bien el hecho de saber que el tratamiento iba a destruir todo dentro de mí. Eso es lo que hace la quimioterapia. Mata todo lo que tenemos dentro y luego debemos volver a empezar.

Luego recibí radioterapia, y después me prepararon para un autotrasplante de células madre, con mis propias células madre. Pero luego tuve un ataque al corazón y quedé fuera del ruedo. Mi grupo de apoyo y mi esposa Linda (mi heroína) me ayudaron a volver a encarrilarme. Se agregó otro tramo de tratamiento, lo que significó aún más quimioterapia. Luego encontraron más cáncer, lo que implicaba que debía obtener células madre de un donante. Mi hijo Terrance era compatible, y estoy tan agradecido por lo que me dio con la donación.

¿Hay algo que le haya sorprendido de su experiencia con el cáncer?

No le deseo este cáncer ni a mi peor enemigo. Pero tampoco lo cambiaría. Mi cambio de mentalidad fue enorme. Ya no tengo miedo. Debemos saber que hay un plan para cada uno de nosotros en esta lucha. Cuando salgamos victoriosos, debemos tomar la posta y ayudar a alguien más.

Mucha gente lo hizo por mí. Mi esposa Linda… yo no estaría aquí si no fuera por todo lo que hace a diario. Mi hijo Terrance, de verdad, me salvó la vida, y el constante aliento de mi hija Patrice me hace salir adelante. También quiero que sepan que el Señor es mi sostén y que me ha guiado a lo largo de este viaje.

¿Qué le gustaría contarle a otros pacientes acerca de la inmunoterapia o de la participación en ensayos clínicos?

Soy un persona que estimula y da aliento. Ese es el tipo de persona que quiero ser. Me encanta sentarme y hablar con la gente sobre el cáncer y ayudar a superarlo. Pero quiero hacer mucho más, quiero poder dejar un legado, algo que ayude a las personas con cáncer. Por eso creamos la iniciativa STAND N the GAP. Nuestro objetivo es ayudar a los pacientes con cáncer y a sus cuidadores con algunos de los aspectos que más se pasan por alto, como fondos para cosas como viajes en taxi, gasolina, comidas, copagos y medicamentos.

Espero que algún día podamos encontrar una cura para el cáncer. La inmunoterapia me da muchas esperanzas de que eso pueda suceder.

También espero que, en parte debido al trabajo que hago, las personas en el mundo se den cuenta de que no tienen que dar esta batalla solas.

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