Inmunes al cáncer: el blog del CRI

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Drew Griffin’s Immunotherapy Story

Cáncer colorrectal | 2012

Seamos el cambio que queremos en el mundo.

La historia de Drew

En octubre de 2012, Drew descubrió que el dolor abdominal que supuso se debía a la intolerancia a la lactosa se trataba de un cáncer colorrectal en estadio III. Tras el diagnóstico le practicaron una cirugía de emergencia, y luego pasó por meses de radioterapia y quimioterapia con terribles efectos secundarios. En 2014 el cáncer no respondía al tratamiento y había hecho metástasis en el pulmón y el hígado.

En noviembre de 2017, decidió probar una inmunoterapia dirigida a PD-1 que libera la mejor arma del sistema inmunitario: los linfocitos T. No sufrió efectos secundarios durante la inmunoterapia y pudo hacer ejercicio, viajar por Europa, disfrutar de las relaciones con familiares y amigos y volver a lo que más le apasiona: ser voluntario en organizaciones y causas que le importan.

Drew falleció el 24 de enero de 2021.

Preguntas y respuestas

¿Cómo y cuándo descubrió que tenía cáncer?

El 24 de octubre de 2012, estaba dirigiendo un evento de campaña política en una concurrida intersección con un grupo de voluntarios. Si bien estaba entusiasmado con la participación me sentía aletargado, cansado y débil, pero seguí adelante porque esa noche tenía que coordinar una reunión.

Unas horas después del evento, mientras coordinaba la reunión de voluntarios, sentí un dolor repentino y agudo en el abdomen, seguido de náuseas y vómitos agobiantes. Durante toda la noche y la mañana siguiente vomité dos o tres veces por hora hasta que finalmente acepté que me llevaran a la sala de urgencias. Ya había tenido dolor abdominal los meses previos a este acontecimiento, pero mis visitas a la sala de urgencias me sugerían que tenía síndrome del intestino irritable (SII). Como los síntomas y las respuestas a las preguntas de los médicos que me atendieron no coincidían, me mandaron radiografías y en una hora me dijeron que lo que había causado la obstrucción del colon era un tumor del tamaño de un puño. Tenía cáncer en estadio III y necesitaba una cirugía de urgencia.

Mientras me recuperaba en el hospital de la cirugía abdominal, los médicos notaron un bulto del tamaño de un pulgar en el lado derecho de la garganta, me hicieron una biopsia y dos semanas después me dijeron que también tenía cáncer de garganta en estadio III.

¿Cómo supo de la inmunoterapia y por qué decidió probarla?

Oí hablar de la inmunoterapia por primera vez en 2015, cuando todavía estaba en ensayos clínicos para el cáncer colorrectal, pero yo no podía acceder a ella porque Medicare no cubría ese tratamiento en ese momento.

Empecé el tratamiento de inmunoterapia en noviembre 2017, tras haberme recuperado de una serie de hospitalizaciones y crecimiento tumoral. Mi oncólogo dijo que estaba disponible la inmunoterapia y que el pembrolizumab (Keytruda®) tenía buenos antecedentes en pacientes con mi tipo de gen mutado.

¿Cómo fue el tratamiento? ¿Tuvo efectos secundarios?

Me han estado tratando con inmunoterapia por más de dos años y ha sido increíble. La inmunoterapia me ayudó a volver a tener una vida bastante normal y me ha permitido disfrutar de mi salud como antes. Una ventaja que no esperaba fue la ausencia de efectos secundarios. La inmunoterapia me devolvió la vida y estoy aprovechando al máximo la oportunidad.

¿En qué se diferencia la inmunoterapia de otros tratamientos que pueda haber recibido?

Mi experiencia con la inmunoterapia y con la quimio y la radioterapia no tienen punto de comparación. La quimioterapia destroza la salud; durante semanas y meses me sentí enfermo y débil. La radioterapia para el cáncer de garganta me dejó sin sentido del gusto durante casi dos años, y sigo sin sentir la comida como antes.

Con la inmunoterapia, siento como si no estuviera enfermo. Tengo la energía y la fuerza para hacer lo que quiera, y no puedo dejar de agradecer tener una segunda oportunidad de vivir la mejor vida.

¿Hay algo que le haya sorprendido de su experiencia con el cáncer?

No era consciente de que el cáncer sacaría lo mejor de mí. De diferentes maneras, el cáncer me enseñó a ser fuerte, empático y comprensivo. Viví experiencias que de otro modo nunca hubiera vivido, y también me dio una perspectiva que posiblemente no hubiera tenido hasta muchos años más adelante. Me asombra poder tener una vida feliz y saludable con una enfermedad crónica gracias a los avances en el tratamiento del cáncer.

¿Qué le gustaría contarle a otros pacientes acerca de la inmunoterapia o de la participación en ensayos clínicos?

Mi experiencia y la experiencia de otras personas que he conocido que se sometieron a la inmunoterapia han sido positivas. Creo que toda persona con cáncer debería preguntar sobre la disponibilidad y la posibilidad de recibir inmunoterapia como tratamiento de referencia o mediante un ensayo clínico.

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